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    • Equipo INPECS
      Superadministrador
      Número de entradas: 23

      ¿Piensas que las revisiones sistemáticas pueden facilitar el proceso de evaluación de la calidad de la evidencia de acuerdo a las directrices metodológicas que propone GRADE?

      ¿En qué situaciones opinas que la información sobre la disponibilidad de evidencia directa puede ser relevante para evaluar la calidad de la evidencia?

      ¿Cuál piensas que es la mejor manera de obtener información para determinar la diferencia clínicamente importante de un determinado resultado de salud?

      De entre los diferentes criterios que modifican la calidad de la evidencia, ¿consideras que alguno de ellos tiene una mayor importancia?

    • Laura Idrobo
      Participante
      Número de entradas: 3

      1. Definitivamente las revisiones sistemáticas pueden facilitar el proceso al ser herramientas clave que no solo sintetizan la evidencia existente, sino que también permiten aplicar de manera efectiva las directrices GRADE para evaluar la calidad de la evidencia de forma rigurosa y sistemática
      2. La evidencia directa puede ser relevante en situaciones donde se busca tomar decisiones clínicas específicas basadas en la aplicabilidad de los hallazgos de cierta población de interés.
      3. Pienso que no una manera ideal para obtener información para determinar la diferencia clínicamente significativa importante, dependiendo del tema se podría optar por opinión de expertos ö la utilización de métodos como el enfoque de la «validez de contenido» y la «análisis de umbral» puede ser útil
      4. Creo que es importante tener en cuenta todos los criterios que modifican la calidad de la evidencia, talvez le daría mayor peso al riesgo de sesgo en los estudios incluidos al poder afectar la validez interna de los resultados

      • Equipo INPECS
        Superadministrador
        Número de entradas: 23

        Contesto a continuación!

    • Diana Gutierrez
      Participante
      Número de entradas: 1

      1. Las revisiones sistemáticas son una buena herramienta para facilitar el proceso de evaluación de la evidencia ya que siguen una metodología clara y reproducible para buscar, seleccionar, evaluar y consolidar no solo la literatura disponible sino su calidad permitiendo visualizar un panorama completo y objetivo para la toma de decisiones informada.
      2. Considero que la evidencia directa se hace relevante cuando se busca tomar decisiones válidas y aplicables en poblaciones y situaciones específicas.
      3. Podría ser obteniendo información de estudios que capten la percepción de los propios pacientes, opinión de expertos clínicos, grupos focales.
      4. En mi concepto el riesgo de sesgo podría ser uno de los criterios que tiene mayor importancia ya que puede distorsionar de gran manera los resultados del estudio.

      • Equipo INPECS
        Superadministrador
        Número de entradas: 23

        ¡Gracias, Laura y Diana, por vuestras reflexiones tan bien planteadas!

        Laura, como no podía ser de otra manera, coincidimos plenamente contigo en que las revisiones sistemáticas son una base sólida para aplicar el enfoque GRADE. Su estructura permite evaluar de forma rigurosa aspectos clave como el riesgo de sesgo, la consistencia de los resultados o la precisión de las estimaciones. Y como bien señaláis ambas, no solo organizan la evidencia, sino que también facilitan una evaluación más sistemática, transparente y reproducible, lo cual es esencial para tomar decisiones informadas.

        También es muy pertinente lo que comentáis sobre la importancia de la evidencia directa. GRADE es muy claro en este aspecto: cuando la población, la intervención o el desenlace evaluado en los estudios difiere del contexto en el que se quiere tomar la decisión, la calidad de la evidencia (es decir, nuestra confianza en los resultados) puede disminuir. Esto se vuelve especialmente relevante en decisiones clínicas específicas, como al extrapolar evidencia de adultos con cáncer a niños, o al aplicar resultados obtenidos en países de ingresos altos a contextos con recursos limitados.

        Respecto a la diferencia clínicamente importante, ambas apuntáis a una realidad clave: no existe una única vía para determinarla. La literatura existente puede aportar mucho (por ejemplo, mediante estudios de mínima diferencia clínicamente importante o MID), pero también es útil recurrir a métodos cualitativos y cuantitativos como entrevistas a pacientes, grupos focales, encuestas Delphi o análisis de umbral, especialmente cuando se requiere contextualizar los resultados a poblaciones concretas o entornos específicos. No obstante, como apunta Diana, es fundamental, como en otros temas, ir a los estudios ya publicados, realizando una revisión de la información ya disponible.

        Finalmente, coincidís en destacar el riesgo de sesgo como uno de los factores más relevantes a la hora de juzgar la calidad de la evidencia. Efectivamente, es uno de los pilares del proceso de evaluación, ya que afecta directamente la validez interna de los estudios incluidos. Pero no olvidemos que, según el tipo de pregunta y evidencia disponible, otros dominios como la inconsistencia o la imprecisión , entre otros, también pueden ser muy relevantes.

        Para el resto del grupo, ¿Qué os parecen estas ideas?

        ¿Os habéis encontrado con casos en los que la falta de evidencia directa os haya obligado a bajar la calidad de la evidencia?

        ¿Qué métodos habéis utilizado (o consideraríais útiles) para identificar una diferencia clínicamente importante?

        Os animamos a seguir compartiendo vuestras perspectivas. ¡Este intercambio enriquece enormemente la comprensión práctica de GRADE!

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